estúpidas, estúpidas, estúpidas, estúpidas mariposas.


Pequeñas y estúpidas revoluciones pasan por dentro, como a la altura del diafragma. Nada de importancia, tan solo maripositas que con el pasar de los días se diluirán imperceptiblemente desde la punta de sus alitas de colores. Son tan tontas...

Lo malo es que por mientras tengo que tratar de ignorar los revoloteos incesantes, porque más allá de la fantasía, las cosas son como son y no como queremos. De todas maneras había sido muy fácil decir hasta ahora "no, si es idea mía". O decir nada. Simplemente es todo lo que verdaderamente importa: lo que se vive y no lo que se piensa.
Pero basta un pequeño, casi imperceptible cortocircuito para que la energía se obligue avanzar por un desvío improvisado, y es en ese instante, en ese preciso fucking momento en que aparecen ellas, tan ignorantes de todo lo que es sensato, tan lejos de lo que se debe hacer y omitir, volando felices de... de que?... de nada.... si las tontas no necesitan motivos para alegrarse. Qué envidia....
Y ahí siguen moviéndose sin rumbo y sin escapatoria, siempre dentro de mi cuerpo hasta que se les acabe la pila.
Inhala profundo.
Ahora hacia afuera, todo el aire, lenta pero consistentemente.
Nop, siguen ahí. Ni modo...
Fuck.

2 comentarios:

pablo dijo...

?¿

Domi Le Cerf dijo...

Veo mi cuerpo como una caja llena de ideas. De vez en cuando hay tantas que se me hace insoportable dejarlas guardadas: en ese momento es inevitable sacar esa idea y materializarla fuera del cuerpo para estar más tranquila. Algunos dibujan las ideas, otros las transforman en chalecos de lana, canciones, etc. Yo a veces las escribo. Casi nunca me las entienden pero el fin ha sido cumplido.
Y ahora esa idea es un puñado de mariposas haciéndome la vida un poco difícil.